Luego de haber leído Historia de un brazo de Ricardo Sumalavia, me queda la sensación de que la realidad y el pasado familiar son lo último en la que uno debe creer. Incluso, es grato —y a la vez mordaz—, saber que, así no lo parezca, cada uno representa una maquinaria imparable en la que no es solo un engranaje más, sino un motor poderosísimo. Como se menciona en un breve diálogo de la novela:
—Da lo mismo.
La estructura de la novela, más allá de usar variaciones temporales y explorar un lenguaje breve y conciso, presenta episodios de notoria brevedad. Aquel elemento viene siendo una característica importante en la obra de Sumalavia, y tal como él lo ha mencionado, responde también a una incorporación de medios de comunicación masiva, los cuales no pueden ser desterrados por los artistas. Recordemos, por ejemplo, su libro “Enciclopedia mínima”, donde el microcuento gobierna la estructura general.
“Historia de un brazo” se mueve en el terreno de lo familiar, tiene guiños a lo policial, la a veces insalvable distancia entre las relaciones humanas y hasta lo erótico. Pero sobre todo discurre en terrenos que difícilmente pueden considerarse realistas. Respecto a ello, conversamos con el autor, quien nos brindó una pequeña entrevista.
Es la confluencia de varios hechos. Siempre me ha interesado el tema de lo monstruoso y saber o intuir cuáles son sus límites. Tengo cuentos en los que se habla de heridas ocultas y protuberancias insinuantes. Pienso en mis cuentos “La herida” y “La ofrenda”. Por otro lado, en tono jocoso, mi novia Kathy Serrano me contó que en su familia le decía que ella iba a tener una hermana gemela, pero que ella se la había comido. Todo ello se confabuló para convertirme en el genitor de un tercer brazo en el cuerpo de alguien muy semejante a mi padre.
Me gustan aquellas historias en las que no tengo una idea precisa del personaje
2) ¿Cómo se gestó la estructura de la obra, por ratos con episodios de una sola frase y otros con escenas más amplias?
La práctica de la microficción me ha dado las herramientas narrativas para contar una historia de manera concisa y, espero, sugerente. Esto permite que la novela tenga una suerte de microcapítulos, que en algunos casos podrían ser independientes, pero que están articulados por memorias compartidas entre la voz del narrador y la de su padre.
3) Es interesante el nivel de realidades que se van tejiendo en la obra, simplemente a través de recuerdos difusos y voces de personajes. ¿Es un camino que piensas explorar con mayor profundidad en tus siguientes trabajos?
Me gustan aquellas historias en las que no tengo una idea precisa del personaje. Quiero que se vayan construyendo en el camino, en el devenir de la historia, y que haya, incluso, diversas versiones sobre su carácter. En ese sentido me atrae jugar con la fragilidad de la memoria, jugar también con las posibilidades del lenguaje como herramienta para construir identidades. Ya veremos qué puedo escribir si sigo un poco más en esta línea. Por el momento todo es gratamente nebuloso.
Lima no solo es jerga y costumbrismo.
4) Lima cumple un escenario importante en tu novela. Sin embargo, el tratamiento de la ciudad no tiene la misma carga emotiva y un tanto insistente de localismo de la tradición narrativa peruana. ¿Qué nos puedes comentar sobre ello?
Mira, yo nací y pasé toda mi infancia en Barrios Altos. Para mí el centro de Lima es, y siempre lo fue, un espacio de misterio. Mi espacio natural, pero del cual no logro asir toda su dimensionalidad. Por lo tanto, poco me sirve valerme de los tópicos que se han construido sobre la ciudad. Sus localismos, para mí, solo son cáscaras, un débil revestimiento. Quiero, necesito diría mejor, ahondar en su extraña lógica. Lima no solo es jerga y costumbrismo.
5) Cuéntanos un poco sobre “Fantasías literarias”, el espacio virtual donde comentas con una dosis de humor la narrativa actual. Hacía falta algo de humor y osadía en nuestra tradición tan solemne y seria.
Con Kathy Serrano armamos este proyecto. La idea fue pasarla bien hablando de libros. Por lo general hay una idea muy solemne de la literatura. Como si solo se pudiera hablar desde púlpitos y dictaminar sobre la calidad de un libro. Ese mecanismo no me atrae. Preferimos lo lúdico. Beber una copa, reír, seducirnos con la lectura. No es que tengamos muchos seguidores. A la gente no le gustan tantos cambios. Pero los que nos siguen la pasan muy bien.
6) Próximos proyectos
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