Por: Aarón Alva
Estos días leí Niños del pájaro azul, reciente libro de cuentos de Karina Pacheco, publicado por la editorial Alfaguara. El texto reúne siete relatos escritos en primera persona, cuya unidad temática es la violencia perpetrada casi siempre desde entes de poder. Los personajes, de distintas geografías y condiciones socioculturales son seres afectados por pérdidas humanas que, en cierto modo, intentan explicar y redimir, aunque esto no sea del todo posible.
Con un lenguaje pulido y directo, Pacheco construye personajes en busca de una justicia más propia que general, frente a poderosas agrupaciones ajenas a rendir cuentas. Abuso infantil, trata y desaparición de personas, corrupción, culpas impuestas, entre otros elementos, figuran como un muro invencible que los protagonistas intentan combatir. Desde narradores periodistas, efectivos militares, civiles y campesinos, cada relato cuenta un hecho violento que afecta su vida en el plano amoroso, amical o familiar, y que a pesar de no haberlas presenciado en todos los casos, marcó de forma drástica su destino, más aún porque dichas acciones fueron realizadas por individuos que, se supone, defendían el orden público. Precisamente, en Niños del pájaro azul, el abuso de menores figura como algo instaurado en los entes de poder, sin que nada parezca capaz de denunciarlo. Ambientado en una geografía selvática, el personaje narrador es impactado emocional o moralmente por aquel abuso. En Hermano zorro, una periodista indaga sobre el pasado de un hombre vinculado al terrorismo. Aquí, los hechos históricos y las responsabilidades parecen haber sido manipulados, nuevamente por entes de poder.
Si bien algunos cuentos del conjunto se construyen a partir de momentos históricos muy conocidos, son los cuentos finales los de mejor factura: aquellos más cercanos a lo fantástico, en que los personajes desaparecidos adquieren un aire casi mítico que enlaza muy bien con elementos naturales, como la flora y el canto humano. Me refiero a los relatos Las flores de Gwen y a Trenzas de sirena, de lejos lo mejor del libro. En dichos textos se observa una excelente conjunción del mito, reforzado por construcciones literarias lejanas a lo explicativo e informativo, elementos presentes en algunos cuentos anteriores, y que se observa también en la última novela de Pacheco, El año del viento.
En resumen, un buen libro. Ningún cuento desentona, aunque los primeros sean de confección correcta, pero no más que eso. Atentos a Las flores de Gwen y Trenzas de sirena, relatos de alto nivel narrativo.
Ficha técnica:
Niños del pájaro azul, de Karina Pacheco.
Editorial: Alfaguara
188 páginas
Tapa rústica
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