Foto/Nota: Lucía Portocarrero
Lima, Perú – Conferencia de prensa en el Hotel Sheraton
En el corazón de Lima, Carlos Villagrán —el inolvidable Kiko de El Chavo del Ocho— ofreció una conferencia de prensa en el Hotel Sheraton para presentar su próximo espectáculo “Kiko y el Mega Circus”, que llega por primera vez al Mall Plaza de Bellavista, Callao, del 25 de julio al 10 de agosto.
Aunque el circo de Kiko es el motivo del reencuentro. No se trató solo de anunciar una función. Fue, más bien, una conversación cargada de memorias, gratitud y cariño por el público peruano.
“Me gusta el país… me gusta su gente. Me han tratado de maravilla.
La verdad es que está todo reunido: tanta gente, tanto cariño…
Y la comida… ¡por favor, la comida!
Ustedes no saben cuánto disfruto la comida. Es uno de mis mayores placeres.
Con un tono nostálgico, Villagrán recordó cómo nació su personaje más querido. Fue una historia de oportunidad, intuición y un traje de marinerito:
“Roberto Gómez Bolaños tenía una barra de una hora en televisión. Hacía diez minutos de una cosa, diez minutos de otra.
Y de repente, cuando se fue a otro canal como profesional, me dejó un espacio de ocho minutos.Y escribió algo que se llamó El Chavo del 8.
Me dijo: ‘Vas a ser un niño’.
Fui al vestuario, encontré el traje de marinerito, me puse una gorra… y con eso nació una receta profunda.
Me metí en el personaje, le pregunté: ‘¿Quieres que hable así como niño?’ — (habla como kiko)
y así nació el personaje.
Entre risas y pausas sentidas, Villagrán también compartió el impacto emocional que vive al reencontrarse con su público, incluso décadas después del fenómeno de El Chavo del 8.
“A lo largo de mi paso, mucha gente —niños, adultos, gente de cuarenta, cincuenta años— se me acerca, me abraza… y se pone a llorar.
Lloran con sollozos, de verdad.
Porque en ese momento se les viene encima toda su infancia… una infancia feliz.
Y me dicen: ‘Gracias… gracias por haber sido parte de mi niñez’.
Y entonces yo les digo: ‘Te tengo que ayudar’. Porque si pude hacerte feliz en un momento tan especial de tu vida, eso es lo que cuenta.”
El actor también reflexionó sobre la longevidad del programa que lo volvió una figura internacional:
Aarón Alva preguntó: “¿Cuál crees que fue la fórmula mágica para que El Chavo del Ocho y todo el elenco se mantuvieran por tanto tiempo, sin ser cancelados como otros programas?
Yo creo que… primero que nada, saquemos al Chavo como figura.
Lo que hacíamos en ese tiempo era distinto. En nuestros programas no se promovía la violencia, ni el sexo, ni el odio.
Las mujeres no eran usadas como adorno, ni se hacían papeles de poder solo por cumplir.
Hacíamos puras tonterías… pero bien hechas.
Y lo más bonito es que cada uno de nosotros era único, ninguno se parecía al otro.
Fue una gran combinación.
Y esas “tonterías bien hechas” llegaron a todos lados. ¡A la gente le gustaba y nos aplaudían de verdad!”
Pero quizá el momento más conmovedor fue cuando recordó una anécdota que lo marcó antes de retirarse, años atrás:
“En el lobby, un periodista de Correo me abrazó y me dijo:
—¿A dónde vas?
Le respondí:
—Me voy a despedir del Perú.
Tenía 64 años. Y le dije:
—El público merece respeto… y yo también merezco respeto.
Pero él me miró y me dijo algo que nunca voy a olvidar:
—Estás equivocado. Tú no tenías que despedirte del público… el público tenía que despedirse de ti.
Y entonces, le dije: ‘Tienes razón’.”
Villagrán, ahora con 81 años, regresa a Lima no para despedirse, sino para compartir una vez más con el público que lo convirtió en leyenda. Y lo hace como lo ha hecho siempre: con humor, humildad y el corazón en la mano.
