El pasado 29 de octubre se realizó la ceremonia de premiación del Concurso Internacional de Pintura Mario Urteaga 2025, organizado por el Gobierno Regional de Cajamarca, donde el artista peruano Nelson Flores obtuvo el primer y segundo puesto en las categorías Contemporáneo y Paisaje nocturno, reafirmando así su lugar entre las figuras más sólidas del arte pictórico nacional.

En esta entrevista, Flores comparte el trasfondo conceptual de sus obras Los otros y El clarín del silencio, piezas en las que la técnica, la memoria ancestral y la denuncia social convergen en un lenguaje profundamente poético. A través de sus lienzos, el artista convierte la pintura en un acto de resistencia y en un espejo que refleja la dignidad de los pueblos invisibilizados.

A continuación la entrevista:

Ganaste el primer y segundo puesto en el Concurso de Pintura Mario Urteaga 2025, en las categorías Contemporánea y Paisaje nocturno. ¿Podrías contarnos sobre tu obra ganadora del primer puesto? ¿Qué buscabas transmitir a través de ella?

“Este premio no solo reconoce una obra, sino una vida entera dedicada al arte, a la fe, al esfuerzo y a la memoria de quien me enseñó que el amor y la constancia son el camino verdadero.”

Memoria conceptual. “Los Otros” aborda una temática profundamente social: la exclusión, la invisibilización y el dolor de quienes habitan los márgenes del poder. En la obra, una niña campesina, de rasgos andinos y mirada triste, porta unos lentes donde se reflejan dos realidades que coexisten en el abandono.
En uno de los cristales se perciben los pies inflamados de un campesino andante, calzando ojotas de la sierra, símbolo de la fatiga y del trabajo a tornapeón. Sus arrugas son huellas del esfuerzo, del labrador que enfrenta la intemperie, la precariedad y el olvido. En el otro reflejo, aparece el tapir andino, víctima silenciosa de la extinción causada por los incendios y la destrucción del ecosistema.
Ambas imágenes, el campesino y el tapir, se funden en un mismo dolor: el de los seres postergados, despreciados e ignorados por los grupos de poder, los gobiernos y la mezquindad política.
El rojo de los lentes tiene una carga emocional muy fuerte que contrasta con los grises de la obra en conjunto.
La base de la pintura está trabajada con la técnica del esgrafiado húmedo sobre húmedo, donde emergen cinco paisajes urbanos del centro histórico de Cajamarca: una fusión simbólica entre lo colonial y la modernidad. En los aretes de la niña se incorporan iconografías que evocan el rescate de Atahualpa y un collar preinca, estableciendo un diálogo entre memoria ancestral e identidad contemporánea.
La obra convierte el rostro de la niña en un espejo de la injusticia. A través de su mirada se revela la historia silenciada de “los otros”: los que cargan el peso del dolor, la pobreza y el olvido, pero también la dignidad y la resistencia de un pueblo que aún mira hacia el futuro.

En cuanto a tu obra premiada en Paisaje nocturno, ¿Qué significado encierra y qué te inspiró a crearla?

Descripción conceptual

“Clarín del silencio” representa la ciudad moderna y sus habitantes, inmersos en el vértigo cotidiano. Cada transeúnte parece encerrado en su propio mundo, atrapado por el tiempo, el ruido y la contaminación sonora. Las luces de los automóviles y el tráfico del centro histórico crean un ambiente de movimiento constante, un caos urbano que contrasta con una figura central: un campesino que se detiene en medio de la pista, sosteniendo un clarín, instrumento tradicional de Cajamarca.
El campesino irrumpe en el paisaje citadino como un símbolo de resistencia y autenticidad. Su presencia rompe el ritmo de la modernidad, imponiendo el silencio y la pureza de su música ante la indiferencia del público. En medio del bullicio y el egoísmo urbano, su sonido ancestral se eleva como un acto poético y de rebeldía.
La gama de azules análogos construye una atmósfera introspectiva, melancólica y contemporánea. Estos tonos rompen con el arte tradicional y crean un nuevo lenguaje visual, donde el campesino y su música son transportados al mundo moderno sin perder su esencia.
La inspiración de esta obra nace de mis propios viajes como caminante y soñador, de la experiencia de ser artista en una ciudad que muchas veces ignora la sensibilidad y la locura creativa. “El clarín del silencio” es, en el fondo, un autorretrato espiritual: un canto a la soledad del creador que insiste en soñar, aun cuando nadie parece escuchar.

El jurado fue de carácter internacional. ¿Llegaron a comentarte cuáles fueron los motivos o aspectos que destacaron para otorgarte los premios?

El Concurso Internacional de Pintura Mario Urteaga 2025 contó con un jurado de renombrada trayectoria internacional, integrado por maestros consagrados en el ámbito del arte contemporáneo:

• Darío Ortiz Robledo (Colombia)
• Gonzalo Cienfuegos (Chile)
• Arnoldo Carvajal (Chile)

Cada uno de ellos posee una destacada carrera artística a nivel mundial y una sólida experiencia curatorial. Su labor en el proceso de evaluación fue rigurosa, profesional y transparente, respetando en todo momento las bases del certamen.

El jurado valoró aspectos fundamentales como la técnica, composición, armonía, atmósfera, equilibrio, temática y lenguaje contemporáneo de las obras presentadas, reconociendo en “Los Otros” una propuesta sólida tanto en su discurso plástico como conceptual.

Mi obra no busca la decoración ni la complacencia estética; su propósito es rescatar la memoria y la identidad cultural del mundo andino, realizando una denuncia silenciosa frente a la indiferencia de los grupos de poder y la mezquindad de los miserables. A través del arte, reivindico la voz de los olvidados y la fuerza simbólica de nuestra herencia ancestral.

Leider Calva, Wiliam Goigochea y todo su equipo de profesionales hicieron un excelente trabajo. El tiempo será testigo del esfuerzo que hicieron a favor del arte y la cultura.

“Mi obra no busca la decoración ni la complacencia estética; su propósito es rescatar la memoria y la identidad cultural del mundo andino, realizando una denuncia silenciosa frente a la indiferencia de los grupos de poder.”

¿Este es tu primer reconocimiento en un concurso de pintura, o ya habías sido premiado anteriormente?

A lo largo de mi carrera artística he transitado un camino construido a pulso, paso a paso, participando en numerosos concursos nacionales e internacionales que me han permitido consolidar mi lenguaje plástico y fortalecer mi compromiso con el arte.

He obtenido múltiples premios y reconocimientos, destacando mi participación y distinciones en certámenes organizados por instituciones como el ICPNA, el Británico, el Banco Central de Reserva del Perú (BCR), Mapfre (donde obtuve el Primer Premio Adquisición), Pasaporte para un Artista, Galería Pancho Fierro, Roger Talens, Noche de Arte, Cerro Verde, Mitchell, entre otros.

En la modalidad de pintura rápida, he sido galardonado en diversas ciudades del país: Cajabamba (ganador en cinco ocasiones), Moquegua (segundo lugar), Trujillo (cinco veces ganador), además de reconocimientos en Lima, Ayacucho, Arequipa y otras regiones.
En el prestigioso Concurso de Pintura Rápida Mario Urteaga, he sido ganador en nueve oportunidades, consolidando así un vínculo profundo con este certamen, referente del arte pictórico en el Perú.

A nivel internacional, he sido finalista en numerosos concursos de la International Watercolor Society (IWS) en países como China, Rusia, Francia, España, Italia, Ámsterdam, Turquía, Malasia, India, Alemania, Corea, México, Chile, Washington y California, entre otros.

Estos logros no solo representan reconocimientos, sino también etapas de aprendizaje y afirmación dentro de mi proceso como artista plástico. Paralelamente, he desarrollado mi trabajo en silencio, gestando una propuesta personal, un lenguaje propio y una temática única, fruto de una búsqueda constante que abarca muchos años de investigación, experimentación y creación.

Mi arte es el resultado de ese caminar incansable: una síntesis entre técnica, memoria y sensibilidad social, donde la identidad andina y el espíritu contemporáneo dialogan en equilibrio.

Durante la ceremonia de premiación, ¿Qué palabras de agradecimiento compartiste o qué quisiste expresar en ese momento?

El Concurso Internacional de Pintura Mario Urteaga es reconocido como uno de los certámenes más exigentes y prestigiosos del país, por la participación de numerosos artistas consagrados, maestros y jóvenes promesas del arte contemporáneo nacional. Ganarlo representa un reto inmenso y, a la vez, un honor profundamente significativo.

Cuando pronunciaron mi nombre como ganador, la emoción me sobrepasó. En cuestión de segundos, mi mente viajó hacia atrás en el tiempo: a las largas horas de disciplina, los años de encierro y amor al arte, los fracasos, las caminatas interminables y los sueños que parecían inalcanzables. Todo ese recorrido cobró sentido en un solo instante.

En mi memoria apareció la imagen de mi madre —mi modelo, mi guía, mi inspiración—. Su amor y su disciplina fueron los cimientos de todo lo que soy. No encontré palabras suficientes para expresar lo que sentía; solo pude agradecer a Dios, quien siempre fue mi fuerza, mi aliento y mi esperanza, y a mi madre, el amor total, la mujer que lo dio todo por mí, por amor.

Este premio no solo reconoce una obra, sino una vida entera dedicada al arte, a la fe, al esfuerzo y a la memoria de quien me enseñó que el amor y la constancia son el camino verdadero.

Finalmente, ¿En qué proyectos o exposiciones estás trabajando para el próximo año?

El próximo año realizaré una exposición individual en la Galería de la Universidad UNIFE y una exposición en México. Para fines del próximo año tengo un proyecto internacional en París. Estoy trabajando y realizando mucha investigación, innovación y búsqueda constante para construir mi propio lenguaje plástico personal.

Esta carrera es para toda la vida. Lo más hermoso que me pudo haber sucedido es vivir del arte, crear, viajar, exponer y conocer otros espacios, aprender y seguir sin retroceder. Ser caminantes y hacer camino al andar.

Sobre Nelson Flores

El artista plástico Nelson Flores ha recorrido un camino marcado por el talento, la perseverancia y la identidad. Nacido en Amazonas en 1976, Flores se formó en la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú, donde culminó su carrera en 2004, dando inicio a una trayectoria artística que lo ha llevado a representar a Latinoamérica en espacios internacionales de gran relevancia. En esta entrevista, nos comparte su visión del arte y sobre su más reciente muestra individual, «Sueños de libertad», que se presentó del 30 de mayo al 5 de junio de 2025, en la galería ubicada en Via Merulana 220, en pleno corazón de Roma.

Ver la versión PDF del Número 13 de la revista de arte y literatura Cuenta Artes

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