qarinna carpio
Cuentos

Cuento «Azul piel de luna» de Qarinna Carpio Retamozo

La última pintura de mi hermana quedó inconclusa. En el lienzo, una luna palpitaba atrapada entre los hilos de una enredadera. La planta, frágil y obstinada, sostenía el círculo luminoso en medio de un azul profundo. La luna parecía vestida de piel: una piel azul que respiraba entre la claridad y la penumbra. A un lado, apenas bosquejada, una figura humana se recogía sobre sí misma, abrazando las rodillas. En su gesto había soledad, miedo y ternura, como si sostuviera el peso del cuadro.

Un día me acerqué tanto a la pintura que juraría haber escuchado su respiración. Sentí la calidez de la figura y la vitalidad de la luna, como si todo estuviera vivo y el pincel aún húmedo, a punto de retomarse.

Al principio pensé que era mi memoria, pero cada vez que miraba la obra algo había cambiado: un brote nuevo en la enredadera, un reflejo distinto en la luna, la figura a veces más encogida, otras más erguida, como si intentara levantarse del fondo azul.

La pintura se volvió un territorio vivo. En las ramas se dibujaba el perfil agreste de los cerros de nuestra infancia; en la curva de la luna, la fragilidad de las madrugadas en el hospital; en la figura acurrucada, la misma resistencia con la que mi hermana enfrentaba el dolor. Cada trazo condensaba su valentía, su amor por los animales, su obstinación por crear aunque el cuerpo se quebrara. Era como si esa luna no estuviera hecha de piedra ni de fuego, sino de carne sensible: una luna con piel azul, capaz de sentir miedo y ternura como nosotros.

Una tarde descubrí un rostro en el humanoide. No era un retrato completo: apenas una silueta entre sombras, pero la expresión era inconfundible. Sonreía como cuando, después de la quimioterapia, me decía que incluso el dolor podía pintarse.

Esa noche la pintura no quiso quedarse quieta. La enredadera se agitó y la luna se abrió como una puerta. De ese resplandor surgió la figura, lenta, temblorosa, pero entera. Era mi hermana, hecha de pigmentos y de azul, con el mismo gesto luminoso que la sostuvo en la vida. Caminó hacia mí con pasos inciertos; en cada movimiento desprendía destellos que caían al suelo como escamas de luz.

No dijo palabra. Arrancó una pequeña hoja de la enredadera luminosa y la colocó sobre mi pecho. Sentí que algo se abría: no era solo el recuerdo, era su presencia multiplicada. En la habitación aparecieron los animales que había rescatado, reunidos como si el lienzo hubiera parido un mundo propio.

El brillo creció hasta envolvernos. La luna iluminaba todo, y en su centro mi hermana parecía habitar un territorio sin dolor. La enredadera la sostenía y ella sostenía la enredadera, como si entre ambas se hubieran salvado mutuamente.

Cuando el resplandor se disipó, la pintura ya no era la misma. La luna estaba completa, la enredadera la abrazaba con firmeza y la figura descansaba al fin en una postura de serenidad y ternura.

Me quedé contemplando el lienzo hasta comprender que no había regresado para quedarse, sino para entregarme la certeza de que su voz y su fuego arderían en mis manos.

Desde entonces, cada vez que miro Azul piel de luna, no siento ausencia: siento que esa piel azul respira en mí, y que ella sigue pintando conmigo.

 


 

Ver versión PDF del número 13 de la revista de artes y literatura Cuenta Artes

Cursos de pintura online

https://cuentaartes.org/edicion-13-vestigios/

 

Sobre la autora

Qarinna Carpio Retamozo
Especialista en educación superior con experiencia en evaluación por competencias, diseño curricular e innovación educativa. Ha liderado procesos de formación docente y gestión académica, promoviendo enfoques centrados en el aprendizaje significativo, la inclusión y la calidad educativa. Cuenta con una maestría en Gestión de la Enseñanza y el Aprendizaje, así como con un diplomado en Didáctica de la Lengua y la Literatura. Además de su formación pedagógica, es bachiller en Educación Artística con especialidad en Danza, lo que le permite integrar el arte, el folklore y la cultura como recursos pedagógicos en el desarrollo de experiencias formativas. Ha impulsado proyectos vinculados con la evaluación formativa, el desarrollo socioemocional, las metodologías activas y el pensamiento de diseño. Desde el colectivo CIEGA, promueve iniciativas sociales y culturales orientadas a la reflexión sobre género, arte y educación, consolidando una práctica educativa comprometida con la equidad y la transformación social.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.