Por: Aarón Alva

La llamada literatura de género (nombre con el que no estamos del todo de acuerdo; es literatura y punto) viene tomando impulso en los aires peruanos y, por supuesto, no desde tiempos recientes. Desde Julián Del Portillo, Clemente Palma, José Adolph, Pilar Laña Santillana,  hasta las recientes apariciones de Yeniva Fernández, Carlos Calderón Fajardo, Carlos Enrique Saldívar, Tanya Tynjälä, Carlos Carillo, Alexis Iparraguirre, Daniel Salvo y más, el hilo ficcional de estos autores discurre por formas y estructuras que van al encuentro de un nuevo esmalte para desentender o, quizá, sabotear la realidad. Es también el caso de Mariangela Ugarelli Risi, cuya reciente canasta de cuentos titulada Artilugios suma otra fresca visión.

El cuentario, compuesto por nueve relatos, propone una fragmentación, tanto en formas y estilos, como en niveles de realidad, donde el uso del narrador destaca como el primer artilugio que busca jugar con la noción terrenal del lector. Abre el libro La rebelión de las cosas, conjunto de tres textos breves, donde el primero Cuchara: Abadone y Adelone desafía las supersticiones y actos aparentemente inexplicables, solo a través del truco omnisciente del narrador. El relato va de dos hermanas que aseguran poder doblar una cuchara con su fuerza mental. Este artilugio, prestado de los viejos cuentos de hadas, apunta su mirada a una Lima todavía enclaustrada en supercherías, factor que rotula cierto aspecto político del texto. Pero, a diferencia de ciertas fábulas que se esfuerzan en salvar a la humanidad, aquí el narrador parece guardarse para sí mismo aquella supuesta explicación que hace posible la rotura del utensilio, dejando a los personajes atrapados en su cómoda ignorancia.

Destaca también El granado, episodio vesánico de un pintor capaz de entrar en sus lienzos y cometer crímenes que no le son permitidos en la vida diaria. Nuevamente, al artilugio de los planos, esta vez mentales, con elementos que recuerdan al Yukio Mishima de Confesiones de una máscara, autor citado en el relato. Se presenta la perenne dicotomía entre entregarse de lleno al arte o sucumbir al inexorable sillón de oficina, además de la conversión de viejos traumas en obsesiones.

Nadie piensa en el pez globo, otro relato fuerte, de concepción un tanto similar a algunos cuentos de Virginia Woolf, recrea dos planos espaciales y temporales de un pez globo, inerte frente el vidrio que lo encarcelará y expondrá como atractivo de salón. La cola de la salamandra, capítulo afín a lo conocido como serie B, describe la tragedia de una vendedora de un producto facial que rejuvenece mágicamente a sus clientes, no sin graves consecuencias. Sobresale en el relato el manejo de los puntos de vista y la tensión contenida que alcanza su clímax en la última frase.

Respecto al uso del lenguaje, la autora demuestra un estilo pulido y sobrio. Destacan las metáforas y símiles, además de una elegancia acorde a su materia oscura, onírica y por momentos incluso gótica. No obstante, se aprecian desbalances, como el cuento El chullachaqui, el cual exhibe una oralidad demasiado fiel al habla real y desentona con el conjunto; o El corral, de intrincada resolución a pesar de su potente inicio.

En resumen, un libro atractivo, en el que la búsqueda formal, siempre trabajada a modo de artilugios para con el lector, sin dejarle nada servido, conforma su virtud principal. No es una obra para ojos acostumbrados a historias clásicas y lineales, aunque esta no es una advertencia; mas bien, una invitación.

Ficha técnica:

“Artilugios” de Mariangela Ugarelli Risi

Editorial: Hipatia ediciones

Año 2022

106 páginas