Descubren un nuevo edificio piramidal en Chupacigarro, Valle de Supe
En el marco de la ampliación de investigaciones arqueológicas en el Valle de Supe, provincia de Barranca, región Lima, un equipo multidisciplinario de la Zona Arqueológica Caral, Unidad Ejecutora 003 del Ministerio de Cultura, ha descubierto un nuevo edificio piramidal en el «Sector F» del asentamiento arqueológico de Chupacigarro. Este sitio se encuentra a un kilómetro al oeste de la Ciudad Sagrada de Caral, Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Un hallazgo clave para la historia de la civilización Caral
Las recientes exploraciones han revelado un edificio cubierto por árboles de huarango seco y maleza. Tras su remoción, se identificaron muros de piedra que conforman al menos tres plataformas superpuestas. Destacan en su arquitectura grandes piedras colocadas de manera vertical, conocidas como «huancas», que marcan las esquinas del edificio cuadrangular y la escalera central de acceso a la cima.
Este descubrimiento permitirá a los especialistas de la Zona Arqueológica Caral, bajo la dirección de la Dra. Ruth Shady, obtener una visión más completa de la traza urbana de Chupacigarro. Además, contribuirá a su puesta en valor para que pueda ser visitado junto con la Ciudad Sagrada de Caral.
Chupacigarro: un centro urbano clave en la civilización Caral
Chupacigarro se ubica en una pequeña quebrada y, junto con Caral, forma parte de un complejo sistema de asentamientos arqueológicos en el Valle de Supe, pertenecientes a la civilización Caral (3000 – 1800 a. C.). La quebrada funcionó como una vía de comunicación natural con la costa, conectando el sur del Valle de Supe con el Valle de Huaura.
El sitio cuenta con 12 estructuras públicas o ceremoniales distribuidas estratégicamente en las cimas de pequeñas colinas alrededor de un espacio central. Los edificios varían en tamaño, orientación y características arquitectónicas, lo que sugiere distintas funciones. Además, en la periferia se ha identificado arquitectura de uso residencial, con edificaciones presididas por el Edificio Principal, que presenta una plaza circular hundida, característica del período.
Cada estructura muestra múltiples fases de construcción, con variaciones en técnicas, materiales, diseño y decoración, reflejando la evolución de la arquitectura y el uso del espacio en la sociedad Caral.
Un asentamiento estratégico
La ubicación de Chupacigarro le permitió mantener una conexión con las poblaciones del bajo Valle de Supe y el litoral de Huaura, fuente de productos marinos. Además, sus habitantes tenían acceso a bosques ribereños, manantiales, canteras de piedra y campos de cultivo, garantizando su sostenibilidad.
El asentamiento no era visible desde el valle, lo que sugiere que pudo haber estado vinculado a funciones privadas o religiosas dentro de la Ciudad Sagrada de Caral.
Un geoglifo de gran valor arqueológico
Uno de los hallazgos más representativos del sitio es un geoglifo que representa una cabeza de perfil al estilo Sechín. Esta figura, trazada con piedras angulares, se orienta hacia el Este y presenta un ojo cerrado, boca abierta y cabello aparentemente batido por el viento o con «sangre» fluyendo de la cabeza. Con una dimensión de 62.1 por 30.3 metros, el geoglifo solo es visible desde un punto estratégico dentro del asentamiento de Chupacigarro.
El nuevo descubrimiento refuerza la importancia de Chupacigarro dentro de la red de asentamientos de la civilización Caral y abre nuevas posibilidades para comprender su organización social y urbana.
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