Por: Aarón Alva

            Esta semana leí Ecofuturismo, Cuentos Sci – Fi, publicado ya hace unos años por la editorial Speedwagon Media Works. El título refiere al concepto de convivencia entre la tecnología y la naturaleza en la vida cotidiana, como apunta el prólogo de Dai N. Castillo. Doce cuentos ambientados en el Perú y el mundo, donde el futuro es casi siempre una sombra envenenada por el ambicioso desborde tecnológico, al cual se suman elementos naturales que dibujan los conflictos.

Lo interesante es que, en los mejores cuentos del conjunto, la naturaleza no es presentada como el simple listado de plantas, animales, volcanes, terremotos o demás componentes terrícolas, sino que alumbra la esencia vital y hasta moral de los seres vivos, sean humanos o no. En Los días verdes de José Güich, el mejor cuento del libro, las plantas dominan la Tierra, imponiendo un orden que asegure su supervivencia y libertad. Las personas poseen propiedades y negocios privados, pero se elimina al vegetariano y al que intente cortar los árboles, aún cuando estos invadan las casas a placer. Se vive bajo un toque de queda nocturno, y aunque no se explicite el motivo, se sabe que durante aquel horario las plantas y árboles respiran, regulan su metabolismo, distribuyen sus nutrientes, descansan. En este contexto, Gonzalo y Rodrigo, protagonistas del relato, discuten y actúan, sumiso uno, rebelde el otro. ¿Son las plantas seres abusivos, tiranos con los humanos, o actúan bajo una inevitable moralidad de supervivencia?

En las alturas, Daniel Salvo presenta un clan propenso a usar la tecnología únicamente como artefacto de supervivencia, integrándola a la tierra sin perjudicarla, luego de una catástrofe que destruyó las ciudades. Sin embargo, un clan paralelo busca revivir el lado tecnológico ligado al poder, el dinero y la dominación. ¿No son acaso dos lados “naturales” del ser humano como especie? En Solarum, de Mariángela Ugarelli, dos chicas de prensa conviven con una científica peruana, creadora de un producto capaz de repoblar de plantas la tierra árida. Sin embargo, su invento no es financiado ni atendido por los grandes poderes. Cierra el libro Legado, de Poldark Mego. Aquí, el protagonista es un niño recolector de chatarra tecnológica desechada por la gente “de arriba”, clara separación de los esquemas de toda la vida. Todo cambia cuando descubre un libro que enseña a crear aire y agua limpia.

En estos cuatro cuentos, los elementos tecnológicos y naturales cumplen una función de segundo orden frente a la esencia moral de los seres vivos, lo que constituye su punto fuerte. Si bien los otros relatos presentan ideas y disparadores llamativos, debilitan su constructo justamente por tomarse muy en serio el decorado contextual, y por configurar personajes un tanto acartonados, divididos todavía en “buenos” y “malos”, sin aquella dimensión que complejice su existencia a nivel moral.

En síntesis, un libro ágil, que aporta a la literatura de género nacional, cuya génesis no es reciente (Clemente Palma, Juan Manuel Del Portillo), pero que casi siempre por razones extraliterarias ha sido relegada como arte menor, etiqueta que desde aquí rechazamos.

Ficha técnica:

Ecofuturismo: Cuentos Sci – Fi 

Editorial: Speedwagon Media Works

149 páginas

Tapa rústica