Escribe: Lessy Galván
Si te preguntaran cómo retratarías a la ciudad de Lima, ¿Cómo la describirías? Seguro en tu mente visualizas edificios modernos, el parque de tu vecindad, el tráfico en hora punta, la gente bulliciosa y su andar incansable bajo el cielo gris de las calles. Sí, así es nuestra Lima, pero no olvides los barrios antiguos, esas quintas abandonadas, las avenidas abarrotadas de ambulantes, los niños que juegan su pichanguita por las tardes y aquellos bares de malvivir…
Todo esto es lo que vivenciarás en Cuentos ordinarios, un libro con 16 relatos escritos por Aarón Alva y cuyo prólogo está a cargo de Carmen Ollé. Los cuentos son diversos, de naturaleza realista y se caracterizan por atrapar al lector y sumergirlo en esa realidad “inconsciente”, aquella que cualquier citadino de a pie parece constantemente olvidar.
En esa diversidad de historias resalta un aspecto en común: el reflejo de la realidad social limeña. Así los temas que emanan de estos relatos van desde el prejuicio social, el racismo, la violencia doméstica, la delincuencia hasta la prostitución, pero también se presenta la inocencia infantil, el cumplimiento de los sueños y la amistad. Una dualidad de situaciones, tanto negativas como positivas, que representan esas dos caras de la realidad.
De esta manera, la narrativa de Aarón Alva transmite una variedad de emociones que logran hacer reflexionar al lector sobre la realidad que vive cada uno de sus personajes. Alva consigue que el lector no solo empatice cada situación, sino que sienta en carne propia la tristeza, la melancolía, el anhelo, el rencor y sienta cada vez más cercana las historias. Es decir, que las sienta reales y se preocupe por ello, pues estas situaciones le pueden estar ocurriendo a su mejor amigo, a sus compañeros de oficina, a su vecina o hasta a él mismo.
Igualmente, Cuentos ordinarios resalta por el uso de un lenguaje sencillo y el de distintos recursos que confluyen hacia la intriga, haciendo que el lector se quede literalmente pegado a cada historia. Alva usa saltos en el tiempo, pequeños extractos de canciones, narraciones en primera y tercera persona (tanto en plural y singular), historias dentro de las mismas historias, etc. También es importante señalar la variedad de personajes. Hay desde niños pequeños hasta adultos de la tercera edad y sorprende la facilidad del escritor por retratar cada una de esas etapas.
Por otro lado, si se debe señalar los mejores cuentos de este libro, según mi perspectiva son los siguientes:
A la hora de crecer, a la hora de perder. Catalina y Clemente son una pareja de adolescentes enamorados, mientras que la señora De Paredes y su esposo son todo lo contrario: una pareja destructiva donde la violencia es el pan de cada día. Se trata del mejor de todos los cuentos por el recurso usado, la anacronía; los temas tratados (el amor y las relaciones tóxicas) y el gran final.
La madre y los niños de la calle. Un niño quiere conocer a un grupito de su barrio. Su madre le advierte de las “malas juntas”; sin embargo no hace caso y un día conoce a Chano, el líder del grupito. Es un cuento aleccionador y a la vez gracioso, donde la inocencia siempre paga caro.
Un viaje en taxi. Una mujer acomplejada aborda un taxi. Durante el camino el chofer intenta hacerle conversación más de una vez y la mujer evade los intentos cortantemente. A partir de un desvío en el camino, el miedo y las dudas respecto a su integridad empiezan a florecer. En este cuento resalta el uso de frases de canciones que suenan mientras la mujer viaja en el taxi, haciendo más intensa la situación…
In descrecendo. Un niño, un gerente cultural, su asistente y un guachimán son los personajes cuyas vidas se entrelazan en el Festival de Violín, un evento con invitados de renombre e internacionales que busca encontrar al próximo violinista superestrella. El acoso, el racismo y los “asuntos sociales” son la esencia de este cuento, uno de los mejores gracias a las diversas historias dentro de la misma.
Que viva la vida, wey. Un señor de 80 años ha viajado a México. Su objetivo es mandar a asesinar a otra persona, para ello contrata a Kali, un asesino común. Con los pasos mandados a seguir, el anciano y el asesino están listos para llevar a cabo el plan. Un gran relato gracias a su impactante final.
Sobre los aspectos físicos del libro, resalta en primer lugar el cuidado de su empaque. Luego, el material usado tanto en las hojas (papel beige de mediano gramaje) como en la portada y contraportada (con solapas). Éstas son plastificadas y le dan una textura lisa y mate al libro, a la vez que lo hacen resistente. Asimismo, la tipografía es legible y el diseño de la portada es perfecta. La fotografía en blanco y negro inmortaliza a uno de los tantos barrios limeños y la bandera, en colores a lo lejos, simboliza lo peruano.
En conclusión, Cuentos ordinarios es un libro lleno de historias cotidianas de la Lima popular, esa Lima que algunos parecen no aceptar: la bulliciosa, de cantinas y complejidades sociales. Los cuentos son intrigantes, íntimos y no tienen nada de ordinarios, sino al contrario son sorprendentes, pues en la realidad más simple o vana, se encuentra algo realmente asombroso.
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FICHA TÉCNICA
- Familia: Literatura peruana contemporánea
- Autor: Aarón Alva
- ISBN: 978-612-4342-17-2
- Editorial: Caja Negra
- Año: 2017
- Edición: Primera edición, junio de 2017
- Páginas: 103
- Formato: 15 x 21,5 cm
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