Entrevistas Literatura

Marco García Falcón: «Escribo movido por el miedo o el deseo»

Fotografía: Luis Cáceres Alvarez

 

Esta semana tuvimos el gusto de entrevistar a Marco García Falcón, escritor peruano cuya novela «Esta casa vacía» (Peisa) se ha erigido como una de las mejores publicaciones del pasado 2017. Se trata de un relato reflexivo contado en primera persona, que da cuenta del vacío en que puede caer un ser humano al perder el control de su vida. Sin embargo, es ahí donde la escritura, el arte, se presenta como un posible camino de encuentro personal. A continuación, les compartimos la entrevista, no sin antes agradecer la gentileza de Marco por su tiempo.
Disfrútenla.
 
1. Coméntanos un poco sobre tus inicios como escritor y, sobre todo, como lector.
Siempre he sido muy imaginativo, siempre he estado inventándome historias en la cabeza. Pero empecé a leer y a escribir con convicción en la universidad, gracias a un curso de literatura en el que el profesor quería que nos engancháramos con los libros, tanto que el mismo nos los recomendaba de acuerdo con nuestros gustos e intereses y hasta nos los prestaba. Por esa época escribí mi primer cuento, se llamaba “La divinidad”, y tuve tan buena suerte que ganó los Juegos Florales de la PUCP. Yo estudiaba Derecho por entonces y eso me dio el impulso definitivo para pasarme a Literatura, que fue lo que finalmente terminé. Escribí muchos cuentos más, iba probando estilos y temas, hasta que me salió uno, “El resplandor de Céline”, que me pareció que daba para un libro de cuentos. Fue así como surgió París personal, mi primer libro.
 
2.¿Cómo surge la idea de escribir Esta casa vacía?
Todo lo que escribo siempre está vinculado a mi experiencia y en ella la literatura y la vida son indesligables. Creo que no es casual que en los cuatros libros que he publicado los narradores principales sean escritores que van pasando por distintas etapas, experiencias en las que la literatura los ha acompañado, pero también ha sido como un espacio de liberación o de redención. Me interesa mucho los libros que cuenten una historia, que tengan acción, pero que a la vez sean reflexivos. Todos esos elementos están en Esta casa vacía. Al igual que yo, el protagonista está en la mitad de su vida, es profesor y tiene un hijo. Digamos que estos son los materiales autobiográficos iniciales, pero luego hay mucho de fabulación. Recojo experiencias que he escuchado o visto y también aquello que está en la frontera de mi propia experiencia, aquellas cosas sobre las que tengo miedo o las que deseo. Creo que el miedo y el deseo son dos grandes motores de la creación literaria. Hay gente que piensa que en esta novela solo estoy contando mi vida, pero no es así. Es, digamos, un yo hipotético cuya construcción, además de ese deseo y ese miedo que te menciono, implica un trabajo con la palabra y también con la invención. La otra vez alguien me decía que los narradores de mi libros tenían personalidades diferentes; es más, que Esta casa vacía no parecía del mismo autor de Un olvidado asombro, mi anterior novela. Creo que esa es una prueba muy clara de que una primera persona narrativa es, ante todo, una construcción literaria.
 
3. El narrador de tu última novela encuentra en la escritura, más que una forma de refugio personal, una posible vuelta a la vida, un reencuentro con el mundo. ¿Opinas lo mismo como escritor?   
Como te decía, tengo una manera muy especial de acercarme a la literatura, tanto a la que leo como a la que escribo. Para mí los libros son lentes para mirar la vida, lo cual puede ayudarte a entender tu propia experiencia. No hablo tanto de catarsis o de curación de heridas, sino de ensanchar tu mirada, de darle otras perspectivas, de salir de esa cárcel de prejuicios  e ideas prestablecidas que nos imponen la cultura, la religión o la familia. Giovanni Perleche, el narrador de Esta casa vacía, tiene ese tipo de acercamiento a la literatura: escribe y cita ciertos textos para tratar de entender lo que le pasó, para mirarse mejor en sus fallos y desencuentros y salir de ese hoyo profundo en el que ha caído. No sabemos si lo logra, el final es abierto, pero creo que al leer esa historia que nos cuenta, nos queda la sensación de que al menos para él escribir fue útil. El libro que construye es como una casa que quiere dejar de estar vacía y, en esa medida, hay allí una suerte de redención, de salvación si quieres.
 
4. En tu novela se puede apreciar un trabajo muy bien cuidado del lenguaje. Coméntanos un poco sobre ello.  
Mira, a mí me gustan los libros bien escritos, con un lenguaje preciso y expresivo y, claro, quizá algo de eso esté en lo que yo hago. Pero, la verdad, no me interesa ser un prosista, alguien que maneja bien la retórica pero que no tiene nervio o sangre o un centro vital en ebullición. Yo estoy buscando una escritura en la que la expresión y la vida sean una misma cosa. No me interesan los libros que cuenten tramas sorprendentes o súper creativas pero cuyo lenguaje sea muy pobre, así como tampoco me interesan los libros con un lenguaje trabajado pero que no me muevan un pelo porque no han sido escritos desde la necesidad o desde una desnudez primordial. Hay muchos libros que están bien escritos, que muestran oficio, pero uno se da cuenta de que el autor no ha dejado la piel en ellos. Creo que los libros que quedan son aquellos que han sido necesarios o ineludibles de escribir para sus autores.
 
5. Esta casa vacía es una novela apartada del canon tradicional de realismo peruano. ¿Qué significó para ti publicar un texto en un medio como el nuestro, muchas veces marcado por dicha tendencia?
Yo creo que mi libro está dentro de la línea realista y, más precisamente, dentro de ese realismo que explota mucho la experiencia personal. Ahora, creo que mi literatura no es vargasllosiana sino más bien ribeyriana. En Vargas Llosa siempre ha estado la impronta de lo total, de los grandes cuadros sociales, y en Ribeyro, en cambio, está el interés en los personajes subalternos o grises o en los antihéroes, en individuos comunes que no necesariamente ejercen una cuota de poder, y también en ese vínculo tan fuerte entre literatura y vida que vemos en sus diarios o en sus prosas apátridas. Ribeyro exploró una veta que creo ahora tiene mucha actualidad y por eso se le está valorando más en otros lugares. En la literatura latinoamericana de hoy he leído varios libros que son como la actualización de ese espacio abierto por Ribeyro, y no me molestaría en absoluto que me ubiquen en esa tendencia.
 
6. ¿Se puede vivir de la literatura en el Perú? 
De los libros muy difícilmente, pero sí realizando trabajos afines a ella. Enseñando en colegios o universidades, dictando talleres. En mi caso, he logrado que todos mis trabajos se vinculen a la enseñanza de la escritura. Es lo más cerca de la literatura que puedo estar.
 

7. ¿Qué aconsejarías a los escritores jóvenes sobre la carrera literaria en nuestro país?

Que escriban sobre todo, no que piensen en que van a ser escritores. Si tienen vocación, que se pongan a escribir y aprendan de lo que leen y lo que van viviendo y, cuando ya lo sientan necesario, que publiquen. Y luego, salir un rato de la cueva para mostrar su libro. Todos deseamos que nuestros libros sean leídos, pero creo que la preocupación fundamental de un escritor es escribir buenos libros. Y eso es algo que se hace en soledad y en silencio, con una fe lo suficientemente grande como para terminarlos y dejar todo en ellos. El verdadero éxito de un escritor es lograr alguna página que quede, que valga la pena, que le diga a algo a alguien de una manera original y personal; lo demás, los premios, las entrevistas, las fotos, los viajes a ferias o festivales internacionales, son cuestiones epidérmicas o accesorias.


8. ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Reeditar mis primeros libros y terminar la novela que estoy escribiendo. Toda mi fe está puesta en ella ahora.

Sobre el autor:

Marco García Falcón (Lima, 1970) es docente universitario y autor del libro de cuentos París personal (2002) y de las novelas El cielo de Capri (2007) y Un olvidado asombro (2014). En París personal & El cielo de Capri (2015) se reúnen sus dos primeras publicaciones. Es también coautor del manual de escritura creativa La imaginación escrita (2016) y tiene una amplia experiencia en el dictado de talleres de escritura. En 2017 apareció su novela Esta casa vacía, considerada una de las publicaciones más importantes del año.

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