Al igual que su entrega anterior, el nuevo libro de Cristhian Briceño llega como un punto y aparte en la cuentística nacional de los últimos años. Publicado en febrero de 2021 por editorial Planeta, bajo su sello Seix Barral, se trata pues de textos que renuncian a localismos, lugares comunes, clásico tratamiento de personajes, historias que “enganchan”, y apuestan más bien por una narrativa cuyo emblema capital es el lenguaje. Es a través de un lenguaje sólido, por ratos erudito, de frases largas, y siempre purgado de melodrama, que transitamos por planos distópicos, donde los personajes parecen ser el residuo de etapas llenas de perversión, recelo y muerte, aceptada esta última como una poderosa fuerza colateral.

            A diferencia del antihéroe, que por lo común ve el presente y el futuro como un campo estéril, los personajes de Briceño son movidos por una energía no necesariamente pesimista, que encuentra su propia conquista en aceptarse como parte de un universo oscuro a la vez que absurdo. Más que iluminar algún tipo de encrucijada, el lector es testigo de un nuevo orden, en el que la supervivencia está más ligada al qué y no al cómo; es decir, despojada de un sentido alguna vez ético y moral. Esto adquiere mayor presencia en los cuentos “Una temporada en el invierno”, “Los trabajos”, “Es el futuro”, y “Su seguro servidor”. Por otro lado, en el cuento “El corazón de los sencillos” el autor opta por una reformulación de historias bíblicas, que si bien ocurren en tiempos del nuevo y antiguo testamento, conectan con eficacia su nueva esencia al mundo oscuro y sórdido del conjunto de relatos.

            Son pocos pero efectivos los elementos de los cuales uno puede situar un espacio geográfico. Así pues, se mencionan ciudades de Rusia, uno que otro gentilicio, y componentes de la cultura pop (el ratón Mickey, Mcdonalds, Hello Kitty, Pepsi, la perrita Laika). A esto se le suman también alusiones a la actual pandemia, así como piezas de la nueva “normalidad”, tales como la mascarilla con filtro.

            No obstante, considero que el libro decae en los últimos tres cuentos. “Los beneficios de estar a punto de dejar de estar vivo”, un cuento largo con aires de novela corta, cae por ratos en lentos pasajes descriptivos y al dibujar un personaje en apariencia más amable, pierde fuerza en comparación a los relatos anteriores. Algo similar ocurre en “El lugar de la vida”, último relato, cuya forma y contenido recuerda un poco a las cavilaciones existenciales de la literatura decimonónica. Esto, sin embargo, no desmorona ni pone en jaque los grandes aciertos de Su seguro servidor, que reafirman en Cristhian Briceño las virtudes propias de un autor muy seguro y conocedor de un universo por suerte desconocido por nosotros, en el que perderse y contemplar la honesta farsa de la literatura es nuestra más confortable recompensa.

            Libro recomendado.