“Cuando hayas probado una vez el vuelo, caminarás por la Tierra para siempre con los ojos vueltos hacia el cielo, porque allí has estado, y allí siempre desearás volver”– Anónimo.
Historia de honor no es una genérica película de acción con aviadores. Es un drama bélico intimista con un protagonista histórico muy interesante, cuya historia merecía ser contada en pantalla grande. Muchos podrán incluso compararla con la espectacular “Top Gun Maverick”, sin embargo, este filme juega en otra liga.
La historia se centra en un personaje real: es 1950 y Jesse Brown (Jonathan Majors), uno de los primeros pilotos afroamericanos de la Marina en la historia, tuvo que sufrir lo indecible para codearse con los mejores pilotos de guerra americanos de su tiempo. Si bien, él fue aceptado por sus compañeros dentro de la división, Brown mantendría una especial amistad con su colega Tom Hudner (Glenn Powell) pese a algunos altibajos durante su relación.
La dirección de J.D Dillard, es sobria y elegante. Sabe equilibrar los cálidos momentos familiares de Brown, los momentos de humor entre sus compañeros, con la tensión de las juntas militares y las batallas de la difícil Guerra de Corea, aquella que -como toda guerra- no hubo ni ganadores ni perdedores.
Historia de honor es una película que humaniza a los pilotos de guerra de forma tan sincera que resulta escalofriante. No resulta difícil de admirar a cualquiera que tenga la osadía de subirse a un caza para elevarlo al aire en un posible vuelo sin retorno y es por ello que la película, lejos de otorgarle ese aire casi superheroico a los aviadores, los desprende de todo su glamour y los muestra como seres humanos, con todos sus miedos y dudas, ya que todo podía salir terriblemente mal en un solo instante.
El Vought F4U Corsair – el avión que pilotearon tanto Brown como Hudner- fue en su momento un caza muy rápido y eficiente. No obstante, representaba una auténtica pesadilla para los pilotos durante el vuelo pues, su campo de visión era muy limitado tanto para apuntar a los enemigos, como para aterrizar en los portaaviones, lo cual era una tarea peligrosa y mortal en caso de fracasar.
Hay un momento muy intimista en el que Majors, con el fin de motivarse, descarga contra sí mismo todos los insultos racistas que recibió en su vida, antes de emprender un difícil vuelo en una escena en la que hace gala de una expresividad impresionante. Este acto bien podría ser una “masterclass” de actuación (digna de un Oscar) en la reciente y brillante carrera de este joven actor, a tal punto de convertirse en uno de los intérpretes más solicitados en la actualidad. Su estilo elegante es comparable a la línea artística de Denzel Washington.
Actualmente lo podemos ver en el cine tanto en este filme, como en la esperada “Ant-Man and the Wasp: Quantumania” donde interpreta al villano de los cómics de Marvel, Kang, en el que parece brillar en otro rol a su medida. Pronto lo veremos también en “Creed III”, donde personificaría a otro villano, esta vez más “humano” y haciendo gala de un imponente físico.
Historia de honor es una muy buena historia de aviadores. Un drama de estilo clásico, filmado con buen gusto, excelentes actuaciones (hay una simpática intervención de Joe Jonas como uno de los pilotos) y un final muy emotivo que nos recuerda la triste dicotomía de toda guerra: todos los soldados son héroes para los militares, mientras que a los familiares poco importan las medallas cuando su más alto deseo es el de tenerlos de vuelta en casa.
Calificación. 4 de 5.
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