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Daniel Salvo: Uno escribe en base a lo que conoce, aún si lo que escribe no es realista

El autor no es un ente abstracto, efectivamente, responde a su tiempo y a su realidad. Mal haríamos en criticar al escritor que coge sus novelas y las vocea a voz en cuello en un mercado. ¿Qué se supone que debería hacer, esperar a ser ‘descubierto’?”

 

Continuando con nuestra sección de entrevistas, tuvimos el grato placer de conversar con Daniel Salvo, escritor peruano, autor del libro de cuentos de ciencia ficción “El primer peruano en el espacio (Ediciones Altazor, 2014), quien nos habló sobre su trabajo como escritor , entre otros aspectos referentes a las letras peruanas. A continuación, les compartimos la entrevista, no sin antes agradecer profundamente a Daniel por la oportunidad. ¡Disfrútenla!

1.- Cuéntanos un poco sobre tus inicios como lector y escritor de ciencia ficción.

Fui un lector precoz, leía novelas pulp de la editorial Bruguera a los 8 o 9 años, también “Los perros ambrientos” y “La serpiente de oro” de Ciro Alegría. Entre los 11 y 12 años, al tiempo que leía libros como “Redoble por Rancas”, “Un mundo para Julius” y “La tía Julia y el escribidor”, entré en contacto con autores clásicos anglosajones como Isaac Asimov, Ray Bradbury, J.G. Ballard y muchos más, gracias también a unas antologías que publicaba la editorial Bruguera. Finalizando la secundaria, perpetré algunos cuentos al tiempo que practicaba con la máquina de escribir. En 1986, año en que me mudo a Lima, encuentro una oferta más variada de autores, se publica la “Biblioteca de Ciencia Ficción” del sello Hyspamerica, que publica 100 obras clásicas del género en formato bolsillo y que se podían adquirir en kioskos y supermercados. Intenté hacer una vida “normal” de abogado, pero siempre me jaló leer más ciencia ficción que otra cosa. En el año 2002, cuando la Internet se empezó a masificar, publiqué una página web llamada “Ciencia Ficción Perú”, cuyo contenido eran básicamente reseñas de libros, y eventualmente, cuentos de otros autores. No recuerdo con exactitud cuando escribí o publiqué el primer cuento de mi autoría, pero corresponde al período de tiempo entre el 2002 y el 2014, año en el que la editorial Altazor publica veinte cuentos míos bajo el título común de “El primer peruano en el espacio”. Cabe añadir que, de no ser por la Internet, dudo que hubiese pensado en escribir “en serio”, dado que existían pocos canales para escritores nóveles, menos aún para un escritor de ciencia ficción.

Debemos tener en cuenta que ya “existía” ciencia ficción antes de que Hugo Gernsback acuñara el término a principios del siglo XX.

 

2. ¿Existe en el Perú una tradición de ciencia ficción literaria?

Una tradición no evidente, dado que no contamos con publicaciones especializadas en literatura de género, mucho menos premios que señalen hitos en el género. Hacia el 2002, sólo tenía conocimiento de tres obras: Juan Rivera Saavedra y sus “Cuentos sociales de ciencia ficción”, José Estremadoyro y su novela pulp “Glasskán, el planeta maravilloso”; y el inconmensurable José B. Adolph de “Mañana las ratas”. En 2004 trabé amistad con Adolph, que duró hasta el 2008, año de su muerte. Tenía referencias de una novela de Clemente Palma, “XYZ”, que efectivamente trata sobre duplicados humanos. Y por su título, deduje que “Lima de aquí a cien años” de J. M. del Portillo, publicada en 1843, era una novela breve cuyo protagonista viaja en el tiempo. Con los años, se sumaron otros autores, que si bien no creo que se hayan planteado escribir dentro del género, redactaron obras que pueden encuadrarse dentro del género. Debemos tener en cuenta que ya “existía” ciencia ficción antes de que Hugo Gernsback acuñara el término a principios del siglo XX.

3 ¿Cómo fue el proceso creativo de “El primer peruano en el espacio”?

En general, me planteé escribir historias de género, es decir, ciencia ficción, fantasía, terror. No quería ser un escritor vergonzante, alguien que siente la necesidad de “precisar” que no escribe literatura de género. Eso te da una gran sensación de libertad al momento de escribir, desde que asumes que escribes ciencia ficción, sabes (o crees) que ningún crítico o escritor serio te va a tomar en cuenta, no estás obligado a escribir la temática de moda. Vamos, sabes que no vas a ser un “auténtico escritor peruano”. Desde siempre quería escribir sobre eso, sobre viajes en el tiempo, invasiones extraterrestres, monstruos de todo tipo, y que estos no fueran una metáfora de algún tipo. Diría que los temas de mis cuentos saltaron a mi mente en algún momento dado, viajando en un microbus, por ejemplo, o leyendo a otro autor.
4. Como lector, puedo apreciar en tus cuentos una característica interesante: la ciencia ficción combinada con el realismo socio-cultural e histórico de nuestro país y el mundo. ¿Qué nos puedes contar sobre ello?

Diría que es y no es un efecto deseado. Pienso en José B. Adolph y su novela “Mañana las ratas”, ambientada en un Perú distópico del futuro. No creo que haya sido una elección forzada. Uno escribe en base a lo que conoce, aún si lo que escribe no es realista. Pero la realidad nutre la ficción, creo, y es irónico que sean las obras fantásticas las que deben ser más rigurosas cuando se trata de crear ese efecto de “suspensión de la incredulidad” en el lector. Un protagonista anglosajón no es imposible, pero dudo que yo pudiera hacerlo verosímil. Y de hecho, nuestra historia, nuestro presente, es un material riquísimo para fabular, para inventar. La conquista del Tawantinsuyo puede verse como una invasión extraterrestre, con seres venidos de otro mundo y con armas de tecnología incomprensible. Nuestra sociedad tan clasista, por poner otro ejemplo, contrasta con la visión optimista que tenía la ciencia ficción en sus inicios, que imaginaba un futuro brillante y cosmopolita, de progreso sin fin. ¿No son acaso los distritos limeños pequeños planetas en constante conflicto, con “razas” y culturas diferentes? No me creo tan hábil para “sociologizar” en mis cuentos, dar un mensaje, pero sí me agrada pensar en los peruanos como protagonistas. En ese sentido, creo que influyen mucho mis lecturas del británico J.G. Ballard, capaz de hacer novela donde hay una revolución encabezada por la clase media, es decir, señoras con ruleros y dentistas que viven en suburbios ingleses.

 

 

5. A tu parecer, ¿cuál es el panorama actual de la ciencia ficción en el Perú?

Creo que vivimos un tiempo de expectativa. En 2005 ya existían otras publicaciones electrónicas sobre el género, como “Velero 25”, en la cual también colaboré. Descubrimos que había muchos más lectores aficionados a la ciencia ficción de lo que podría creerse, y era cuestión de tiempo de que se animaran a escribir. Arribamos a la segunda década del siglo XXI con una editorial como Altazor, por ejemplo, con autores que han publicado novelas sobre guerras interestelares, futuros distópicos, zombis y temáticas diversas. También hay quienes publican de manera independiente, ya sea textos impresos o ebooks. Cabe añadir que, como es tendencia mundial, gran parte de esta nueva producción está bastante influenciada por el cine y las series de animación japonesa.

(…) me ha ocurrido que cuando a algunas personas les digo que escribo ciencia ficción, resulta que no pueden reproducir esa expresión.

 

6. En oposición al canon realista de la literatura peruana, ¿existen trabas para la ciencia ficción literaria?

Como en todo el mundo, la ciencia ficción siempre incomoda. No solo en el Perú, cualquier género acaba siendo aceptado, en el sentido de ocupar un espacio dentro del abanico de posibilidades literarias. Ha ocurrido con el género policial, la fantasía y el terror. Hasta como divertimento pueden aceptarse. Pero la ciencia ficción… me ha ocurrido que cuando a algunas personas les digo que escribo ciencia ficción, resulta que no pueden reproducir esa expresión. Les es más fácil decir “escribes historias de marcianos, o del espacio”, pero no entiendo por qué no pueden decir “ciencia ficción”. No diría que hay trabas, sino que no parece formar parte de ninguna tradición o grupo literario, si es que existe tal cosa.

7. ¿Qué opinas del trabajo y rol actual de las editoriales?

Son fundamentales. Un escritor no está del todo completo si no publica, a mi parecer. Es decir, nadie escribe para guardar su cuento o novela en la memoria de su computadora. La editorial, querámoslo o no, es la mediadora entre el escritor y el lector, y mal que nos pese, algunas tienen más prestigio que otras. Así funciona el mundo editorial. Ahora bien, en un principio, la aparición de editoriales independientes suscitó una gran expectativa, se supone que ellas permitirían que más autores publicaran sus obras. Pero es lamentable constatar que hay casos en los que estas editoriales actúan más bien como meras imprentas, sin realizar siquiera una labor de corrección de textos, lo que crea un panorama inflado de malas ediciones, llenas de erratas y otros fallos.

8. En tiempos presentes, el escritor ya no puede ser solo escritor, sino al mismo tiempo su propio gestor. ¿Hasta qué punto crees que aquello es correcto? ¿o es más bien el reflejo de una sociedad y entidades cada vez más apartadas del propio autor?

El autor no es un ente abstracto, efectivamente, responde a su tiempo y a su realidad. Mal haríamos en criticar al escritor que coge sus novelas y las vocea a voz en cuello en un mercado. ¿Qué se supone que debería hacer, esperar a ser “descubierto”? El problema en el Perú es que no se ha implementado la figura del “agente literario”, es decir, alguien que negocia por el autor para conseguirle publicaciones, entrevistas, etc.  Lo vemos en otros países, y funciona. Acá el escritor está condenado a ser su propio agente literario, una actividad que puede ser muy agotadora y frustrante, que además le quita el tiempo que seguro preferiría emplear en escribir.
Para colmo, los escritores peruanos somos bastante pudibundos, esperamos pero no exigimos que nos paguen, todavía creemos que es una falta de elegancia hablar de dinero, o nos engañan con el cuento de que nos están “dando visibilidad”…

9. Próximos proyectos.

Dos ucronías, una en torno a la rebelión de Túpac Amaru II y otra en torno a la guerra del Pacífico de 1879. También varios cuentos en ejecución, que se resisten a darse por concluidos.


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