«Repetiré que te quedes»
No todos los días se conoce a un poeta adolescente, mucho menos en tiempos donde la búsqueda interior es casi nula frente a medios de comunicación y redes sociales que nos desnudan violentamente. Etiel Taupier, poeta limeño de 16 años se describe como un chico regular, eventual cocinero de sus propios almuerzos y madrugador cuando la responsabilidad lo requiere. Próximo a presentar su primer libro, titulado Trigal Cardiograma, Etiel nos cuenta un poco sobre él y su visión de la poesía joven en el Perú.
Una de las grandes incógnitas que rodea una obra de arte, a veces como un ángel de la guarda, otras como un espectro demoníaco, es si esta tiene o no independencia de su propio autor. Al preguntarle a Etiel sobre Trigal Cardiograma, nos comenta que es un trabajo bastante simple, de lenguaje sencillo que permite al lector identificarse con el poema, pues él cree en un “doble sentido” de la obra: la interpretación propia del autor y la reinterpretación del sujeto espectador. Es el lector (en este caso) el que hace suya la obra y la redescubre. Para el joven poeta, lo más importante es llegar al lector mediante un texto punzante y estremecedor.
Son muchas las maneras en cómo un individuo elige su género artístico o cómo dicho género lo elige a él, negándole en ocasiones la posibilidad de manifestarse mediante otro tipo de arte, ya sea por falta de medios necesarios o por una innata carencia de talento. Para Etiel la poesía representa un terreno muy grande que se adapta a su modo de vida: poco tiempo, ligereza, momentaneidad. Un género poderoso que, en su brevedad (y a veces en su no brevedad), nos lleva por sensaciones inexplicables al momento de leer un poema, adentrándonos en un universo infinito de emociones e interpretaciones donde la sugerencia y la propia sugestión juegan un rol predominante en cada imagen poética.
Una poesía fresca, colorida y llena de matices arraigados más en lo terrenal que en lo etéreo es, a opinión de Etiel, el actual enfoque poético juvenil peruano. Sin embargo, más allá de la facilidad que ofrece la tecnología y el ciberespacio para la difusión del arte, el movimiento poético en nuestro país es muy reducido y la valiosa herencia dejada por poetas como Eielson, Vallejo, entre otros grandes, está siendo revalorizada con lentitud.
De los 24 poemas que recoge Trigal Cardiograma, Etiel nos comparte “Repetiré que te quedes”, un poema punzante, con una voz desgarradora que se extingue poco a poco en su propia obsesión. Disfrútenlo.
Repetiré que te quedes.
te quedarás en mí
sí.
quien venga después parecerá
un collage hórrido
de sí misma y tus imágenes
diagonalmente incrustadas
en mi cerebro
y
mi costumbre de matarlo todo
emergerá
tomará viada
lo sé lo sé lo sé
repetiré quédate
que te quedes
el llanto será rápido
sangrientísimo.
lenta autofractura…
y no pararán de carcomerse
mis oídos
no mi alma acuosa sí mi ácida tripa
no mi corazón blando sí mi duro cráneo
será más bien jugar con mi cordura
arrancarme los cabellos y yo sé
yo sé lo sé
¡quédate!
lo repetiré doscientas tres veces
hasta cansarme de
oír a la cordial contestadora
y entre la miscelánea
del teléfono
de dejar mi mensaje en la casilla de voz
del oscuro de mi cuarto
del silencio.
me quedé dormido.
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