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Reseña de «Retratos familiares», de Ricardo Sumalavia

 

Por: Aarón Alva

 

       A dos décadas de su publicación primaria, “Retratos familiares” de Ricardo Sumalavia, sustenta una propiedad que, ya en su origen, valía destacar: un libro de cuentos remoto a los mugidos expresivos que tanto el cine como la literatura peruana imperante de inicios de milenio dedicaban a la violencia política y social. Con la presente reedición se repite la sensación, si echamos ojo al globo de publicaciones actuales, cuyas preocupaciones formales y estéticas transitan otros renglones, sin que eso sitúe al libro en el baúl de lo caduco. 

 

  Definitivamente, “Retratos familiares”, da luz de un Sumalavia cuentista con mejor ojo que el enfocado en su composición novelística. Los ocho relatos que equipan la obra se construyen con silencios muy bien situados, datos escondidos y sobre todo la dirección de la carga sensible que, justamente por aquella técnica del silencio, funciona sin necesidad de epifanías o explosiones de acción. Con reminiscencias al estilo chejoviano, aquí los finales carecen de la importancia vital de los cuentos clásicos y dejan más bien una especie de camino de sondeo interior en los personajes, abandonados en cierto modo a su suerte y atareados con más dudas que certezas, sin que esto signifique un truco mal planteado para el lector. Casi como en una fotografía y en los conceptos del lenguaje, los instantes retratados en el libro exponen un significante nada fácil de transformar en significado, debido a la sencilla cotidianidad de sus protagonistas, a la aparente simpleza de sus tramas: un hombre encargado de dar el pésame a una viuda; un padre que recoge a su hija en el aeropuerto; la convivencia de dos hermanos; un joven que conoce al padre de su pareja, entre otros.

 

Lo simple, sin embargo, encubre aquí tejidos humanos carcomidos por pasiones siniestras y en muchos casos por golpes afectivos impasibles de evadir, pero que reviven en sugerencias de violencia contenida. Por ejemplo, en “Puertas marrones”, no solo es apreciable lo oculto, sino lo mostrado de una forma sutil y en apariencia distractora en la escena de la hija cantando y el hermano agresivo. Aquí el narrador despega su ojo del supuesto hecho central, para esbozar el verdadero daño, o en todo caso, los verdaderos dañados de aquel hecho que no se dice. Ocurre lo propio en el relato “Los climas”, donde el clímax central va configurándose en un clima poco propenso a ser percibido por el narrador en primera persona. Sobresale también el relato “La herida”, donde el autor escoge con vista certera los detalles notados por sus personajes, vanos en aspecto, pero fundamentales a la hora de montar el escenario total. Presenciamos aquí cómo un recuerdo de infancia, presuntamente superado, y del que incluso se habla con naturalidad, termina por demoler las expectativas a futuro de casi toda una familia.  Es, entonces, en el terreno de lo familiar donde Sumalavia explora un aspecto de la vida ineludible como son los secretos, pero sin decodificarlos del todo, es decir, sin caer en el egocentrismo de entregar verdades al lector, sino sumiéndolo en una extrañeza tan potente como oculta en lo cotidiano. 

 

Sin duda, a Ricardo Sumalavia le viene mucho mejor lo breve que la novela. No hace mucho se reeditó también su obra “Enciclopedia mínima”, publicada originalmente en 2004, libro siguiente a “Retratos familiares”. Hay en su trabajo breve fuerza y profundidad, cierto descaro exhausto y apagado en  “Historia de un brazo”, su última novela.  

 

El lenguaje en “Retratos familiares” no está mal, es sencillo, de lectura rápida, sin abarrotar descripciones inservibles. No hay gran experimentación estructural, pues lo importante va por otro lado; tampoco encuentro textos malos, pero sí menores, en todo caso, como “La ofrenda” y “Familia”, blandos y por ratos aburridos en relación a los citados arriba.

 

Es puntual el prólogo de Pilar Dughi extraído de la presentación del libro en la cual participó la autora, pues parte de la obra de Dughi es hermanable a “Retratos familiares” en aquel toque Chejoviano, no muy explorado en la literatura peruana. 

 

Ficha técnica: 

“Retratos familiares”, de Ricardo Sumalavia

Reedición del autor

Año 2021

122 páginas

Tapa rústica            


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