Literatura Reseñas Literarias

Reseña de «Notas para un poema encontrado», de Cristhian Briceño

Por: Aarón Alva

Dice Hans Faverey, en su poema Aquí: “Aquí, donde todo comienza y termina, aquí estoy, sin un camino, ni una imagen”. Si hay un camino en el bosque letrado de Faverey, es el de la nada, entendida como estado de gracia ideal; es decir, no posible en la corta o larga existencia humana.

“A mí nada: a ti nada”, del propio Faverey, es la cita con que Cristhian Briceño abre su reciente obra Notas para un poema encontrado (Paracaídas editores, 2023), y que despliega la idea que planeará por el resto de páginas. A manera de ensayo —o notas breves—, un narrador intenta abstraer la naturaleza del poema y la poesía, mientras lee Anotaciones breves sobre el Nilo, un texto por mucho tiempo perdido.

Como punto de partida, Briceño extrae la imagen del río Nilo, el mismo que conduce y construye las ideas del narrador deslumbrado. La sucesión de orillas que el margen acuático concibe mediante la voz poética evoca en parte la idea del cambio constante de Heráclito, a la cual se suma el poema como producto y su significado último, inconocible para el individuo. El observador del poema y del río, solo es capaz de palpar una de las tantas orillas que el tiempo interpone como ilusión. Aquel acercamiento, sin embargo, únicamente sensible está negado a conceptualizarlo todo, puesto que todo sería parte de un lenguaje mutable y escapista.

Pero, entonces, ¿cuál es la meta del poema? Quien tenga la respuesta es un Gran Aguafiestas, se lee en el breve segundo capítulo. Esto puede entenderse como una parodia sobre la parodia que Emil Cioran escribió acerca del fanatismo, como un vicio casi inseparable del ser humano: ¿Qué es la caída sino la búsqueda de una verdad y la certeza de haberla encontrado, la pasión por un dogma, el establecimiento de un dogma? Y es ahí donde radica parte de la propuesta “política” del libro de Briceño, si es que nos remitimos a la infinita cantidad de verdades y abanderados de ellas que pululan por el metaverso:

“Escribir algo, lo que sea, nos crea la ilusión de ser poetas, y no a pocos se les da por nombrarse así, con una suficiencia ex machina”.

El tiempo es otro elemento que el narrador destaca y análoga a la poesía, y ante el cual se acepta ignorante, como puede verse en el capítulo 28, al citarse la famosa noción de San Agustín: “si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé”. Pero esta cita, entre otras de tejido similar, funcionan dentro del texto como “engaños” para el lector, pues en su avance, vemos al narrador entregado a la mecánica que él mismo pretende denunciar: buscar una verdad o principio último del poema. Solo al final y cuando acepta la falta de mensaje, de sentido, de genuino y admisible origen, no le queda más que detenerse, incluso ante reiteradas lecturas o variaciones que procura adicionar, al estilo Pierre Menard de Borges.

Pero, por supuesto, el libro no entrega únicamente de capas de incertidumbre, sino también un lenguaje protagonista en cuanto al poema del Nilo. Los versos, cortos en su mayoría, deambulan por donde pueden en búsqueda de un todo que integra tanto al ser humano como a sus emociones y el mundo que lo rodea, natural y construido. Un lenguaje que se fabrica a sí mismo y en la necesidad de otra existencia que se permita oírlo. Esto, claro está, no es gratuito y se engrana a la propuesta general del libro y su proximidad Kantiana respecto a lo apreciación estética subjetiva de una obra de arte, precisamente sobre la “finalidad sin fin” que esta representa.

Libro recomendado.

Ficha técnica:

Notas para un poema encontrado, de Cristhian Briceño

Editorial: Paracaídas editores

Año: 2023

74 páginas

Tapa rústica


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